¿TIENE OPCIONES LA JUVENTUD RURAL?

Según el INEI el centro poblado rural está compuesto por 100 a 120 familias y en promedio estas tiene 5 integrantes, siendo un joven por lo menos integrante de esta familia teniendo acceso permanente solo a educación primaria por la poca concentración de población y teniendo que migrar o trasladarse a la ciudad más cercana para seguir estudios secundarios y luego superior necesariamente.

Los principales espacios donde se desarrolla la juventud rural son la familia, el centro de estudios y la comunidad; al estado y a la asociación de productores se le siente muy lejano y el canal para dirigirse a ellos son los jefes de familia. En las acciones de desarrollo comunitario y en el ocio, como el deporte y las fiestas patronales, los jóvenes socializan con sus pares por afinidad y no forzado como lo es en la escuela.

La familia del joven es también la empresa rural, donde el padre es el patrón, el que toma las decisiones, es el dueño de la parcela, pero que sin mala intención, utiliza también la tradición y su condición de padre, para insertarlo laboralmente como Trabajador Familiar No Remunerado, para que no sea considerado como un vago o ingrato con la familia, pero sin voz ni voto.

El joven rural tiene mayor nivel educativo que sus padres, mayor capacidad de innovación, mayor disposición a la participación y asociatividad, pero muy baja autoestima para enfrentar la adversidad, no tiene oportunidad para insertarse a un empleo digno rentado, ni capacidades para desarrollar actividades económicas rentables en el seno de la familia, el centro educativo o la comunidad, conformándose con ser Trabajador Familiar o migrar.

Las tierras se heredan a una edad en la que ya no es tan motivador innovar, a los 50 años en promedio, debido a que los padres hoy tienen en promedio 75 años de esperanza de vida y que además no tienen pensión de jubilación para poder mantenerse, además solo se hereda una parte de la parcela ya que tienen que repartirlas con los hermanos, siendo insostenible mantener la tradición agrícola o intentar nuevas aventuras.

Ante esta situación el joven rural tiene dos oportunidades: Innovar para la diversificación y aumento de ingresos en la empresa familiar o migrar con las capacidades necesarias. La empresa familiar debe servir como incubadora de la futura empresa del joven rural donde el ambiente laboral sea el ideal y donde con las capacidades adquiridas en la cual el estado invierte sus fondos pueda ser bien utilizados sin poner en riesgo el capital familiar o en su defecto dar tierras a los jóvenes para que puedan iniciar sus actividades empresariales con capital propio siempre y cuando esté interesado en hacer agricultura. La migración es otra opción pero es necesario casas de acogida para su inserción, aprovechando alianzas formales con los clubes departamentales y provinciales y grupos de migrantes diseminados en las ciudades de manera que puedan ser útiles en determinados nichos de mercado con mano de obra para lo cual si son capaces y eficientes aportando al desarrollo económico nacional.